Experiencia

Portapluma artesanal en Cedro
con pluma de avestruz



La escritura reduce el atractivo ejercido dioses porque se torna cada vez menos plausible; la dimensión gráfica de lo invisible es más difícil de aceptar.

El nada no puede escribirse, no puede llenar el espacio con un signo. Aún cuando al nada corresponda un signo, esto no distingue la absoluta ausencia de algo que lo evoque o directamente lo configure por contraposición: a un trazado de la realidad se contrapone la ausencia de toda idea que pueda intuir el vacío (que es, entre los griegos, la imagen de la nada).

La escritura reduce el alcance de la expresión a lo visible, a lo tangible o a lo intuitivo, a algo que pueda hallar su equivalente, al menos en un aspecto de la experiencia.

El mundo online

La llegada de Internet revoluciono la industria editorial y transforma, una vez más, el proceso de lectoescritura. Se imponga o no sobre el papel, el libro electrónico cobra cada día mayor importancia tanto para lectores como para escritores y editores.

El mundo online promete la construcción de un espacio público y crítico en el cual, como escribió Kant, cada uno puede hacer un uso público de su razón.

Las prácticas de la lectura están cambiando. Los lenguajes, los formatos y los géneros, y sobre todo el alineamiento entre ellos, están cambiando en función de los nuevos soportes. Lo que antes ocurría alrededor del texto, empieza a acontecer dentro, en el propio documento, mediante un intercambio fluido entre lectores y entre éstos y su propio autor.

Hoy podemos bucear en la virtualidad de libertad, sintiéndonos cerca de aquella “Biblioteca Total” con la que Borges soñaba y en donde tenemos disponible todos los libros imaginables, independientemente de dónde nos encontremos físicamente.

A pesar de la imagen de inmutabilidad que tiene el libro, la suya es una historia de cambios. Y en una época signada por lo electrónico, donde hay más pantallas que personas, los libros también se ven influenciados.

El texto digital representa una revolución en el aprendizaje y la comunicación humana que recién estamos empezando a comprender. Y, posiblemente - tal como refería el escritor Ítalo Calvino - “...en el futuro habrá otras maneras de leer que nosotros no imaginamos”.


Escribir



Producción fotográfica Walter Ricci
Escribir para el hombre es dar cumplimiento a la celebración de un encuentro superlativo con la realidad. En tal encuentro, la palabra ha dejado atrás el pálido valor que le sugiere la costumbre y la función que ahoga la retórica sin sustancia.

Es una lucha incesante en pos de un equilibrio momentáneo, una pena sin pausa en la que el alma ignora el sosiego de la certeza. La angustia no nos ampara de la duda, a pesar de la fe, y con altura se justifican y califican a quienes la padecen como propia.

Es un acto de amor, de entrega del hombre a la palabra. Octavio Paz escribió que es la fe hecha de duda y entrega, de diaria pena y de diaria alegría, de largos trabajos y breves iluminaciones.-

Fe literaria


Portaplumas artesanal realizado en madera Pinotea

Al igual que otras manifestaciones de la fe, la fe literaria responde a un llamado para quien la escucha. Es como un destino personal incorporado mucho antes de estar persuadido de su valor social y encausa la necesidad subjetiva de escribir, porque la propia vida habita en los dilemas esenciales de los sentidos.

Todos los esfuerzos que diariamente se realizan desde distintos ámbitos sobre la muerte de la literatura o para denunciar su definitiva relevancia, sólo intentan señalar de distintos modos, que se ha roto la consumación emocional del hombre con la palabra.

El escritor se niega a vivir al margen de la pasión, porque en su palabra está su pasión y en ella se consuma la devoción que lo inspira. Porque al escribir no avanza hacia lo que sabe, sino hacia lo que no puede vivir y hace posible lo que la percepción vulgar piensa que es inviable.

La vida y la muerte que cada uno de nosotros debe soportar, tener, y también bendecir.

La palabra vivida

Composición fotográfica Walter Ricci


En un principio, cuándo estemos bajo el síndrome de la hoja en blanco, y luego los resultados a los que lleguemos no satisfagan a otros, ni a nosotros mismos, estaremos siempre convencidos de que somos escritores, que nuestra necesidad de escribir aflora de nuestra más íntima posibilidad de existencia.

La disponibilidad interior hacia la literatura, -concebida como modo de realización superior- no encuentra sustento en la promesa de un inequívoco logro venidero. Se nutre en la experiencia efectiva de un goce que también es compulsión y obsesión, transformado en un encuentro con la palabra vivida como relación suprema y simultánea entre lo hermoso y la verdad.

Esa palabra no sólo se ha manifestado como instancia culminante del espíritu, se ha revelado a sí mismo como la única a cuyo contacto uno se siente respirando con libertad.-

Memoria futura


Composición fotográfica: Walter Ricci



La escritura ennoblece la materia hasta conferirle una castidad próxima a la determinación, que resulta ser un modo para hacer evidente y, no siempre aceptable, el gran metabolismo del Universo En ese metabolismo, los elementos se combinan, según los criterios diversos de aquello que regula, tanto el mundo orgánico, como el mundo inorgánico.





Pero tal combinación, no desvía el curso del pensamiento humano hacia una síntesis conceptual que explique, a posteriori, la injusticia y la incomprensión del hombre  para interpretar los mensajes de Dios.

El uso y la imitación de los signos se convierten, con el tiempo, en el puente ente la fuente de la solvencia y las insolvencias del hombre.

Cada uno, cuando escribe, piensa que debe poder decir y poder hacer en el presente y en la memoria futura.

Ernesto Martinchuk

La letra cursiva

Conjunto de portaplumas artesanales realizados en distintas maderas. Diseños únicos e irrepetibles
Desde el punto de vista histórico, -tanto griegos como latinos- escribían todo en letras mayúsculas. Luego, a fuerza de acelerar el ritmo de la escritura, se comenzaron a ligar las letras entre sí, y comenzaron por aceptarse las irregularidades, los palotes y las patas que signaron la pausa de la mano. De esta forma se llegó a la letra minúscula.

La letra minúscula fue la consecuencia de ese fenómeno tan importante para la escritura que es la letra cursiva.

Es necesario que la escritura discurra, como el tiempo, el pensamiento o el dinero. Que la mano se mueva con la misma rapidez que los ojos, el pensamiento, la lengua, los sueños...

Ernesto Martinchuk

LA AMISTAD



Portapluma artesanal
realiza en Nogal
Ideal para escribirle
a un Amigo
No es la familiaridad, ni la asiduidad cotidiana las que deben sostener la amistad, sino el trato  que resguarde y asegure la inviolabilidad del yo. Debe consagrar el respeto, que sólo se defiende con la reserva y la independencia.

La amistad preserva las barreras infranqueables que la naturaleza ha puesto entre los hombres para proteger a los unos de los otros, conservando la intimidad, las distancias.

El respeto al yo inviolable, la independencia personal, la afirmación de la personalidad frente a los sentimientos superiores, constituyen la base y el fundamento de vínculos y afectos.

La relación amistosa se produce por el contacto de los sentimientos superiores, de las ideas y convicciones, no en el roce trivial de las comunicaciones cotidianas. 

La amistad no debe ser absorción, sino conjunción, con afirmación de individualidades.

Nuestra amistad, de enlace fortificado por los años, deja en el alma huellas que no disipa ninguna separación, ni la de la muerte, ni la del distanciamiento. Hay afectos destinados a sobrevivir a todo contratiempo humano, sentimientos cuya elevación pocas veces se mide o se aprecia. Hay en la amistad, una base de sensibilidad intelectual que fusiona íntimamente las dos almas, complementando naturalezas distintas.



                                     Ernesto Martinchuk

Democracia y escritura

Portapluma artesanal
en nogal
Pieza única
Las democracias son formas de gobierno en las cuales se manifiesta con mayor claridad la obligación, por parte de todos de acceder a la escritura, si bien la locución y la fabulación es considerada más fácil y al alcance de todos.

El ejercicio de la escritura potencia las democracias porque las legitima en su esencia, como instrumento de conocimiento participativo. La escritura no sólo legisla en el tiempo, sino sobre el tiempo, porque impone a la operatividad humana para que sea coherente con el convencimiento.

El tiempo escrito, es más seguro que el aproximado de la palabra por su carácter inconstante, en su múltiple representación. La escritura ennoblece la materia hasta conferirle una determinación, en la cual los elementos se combinan, según criterios diversos que regulan el mundo orgánico y el mundo inorgánico.

Uno escribe cuanto piensa que debe poder decir y hacer en el presente y para la memoria futura. En una oportunidad, hace muchos años, una anciana representante de la nación kolla, que estaba aprendiendo español, me dijo: "Quiero que las letras hablen por mí". Una vez que el uso y la imitación de los signos se convierten en una costumbre, la escritura se anima y habla, con la solvencia o insolvencia del hombre.

Te escucho hablar y puedo determinar quién eres, por ese motivo, antes de hablar, debes saber escribir.

Ernesto Martinchuk

Lettering

El lettering da rienda suelta
a la creación
En la especialidad lettering, la letra no está escrita, sino dibujada. Se puede realizar con cualquier instrumento en diversas superficies o soporte. 

La caligrafía depende de la herramienta con que se ejecuta y también del estilo con que se lleve a cabo, mientras que el lettering no está restringido, da rienda suelta a la creación y permite la libertad de utilizar distintos instrumentos para su realización.

Podríamos decir que se usa como punto de partida un trabajo caligráfico para luego ser retocado o en última instancia redibujar las letras.

Distintos portaplumas artesanales para la creación de lettering - Piezas únicas.

“La rotulación o lettering, por otro lado, es la escritura llevada a cabo mediante formas compuestas. En la rotulación, las formas son más adaptables que en la escritura a mano, ya que admiten trazos de retoque que pueden, gradualmente, mejorar (o empeorar) la calidad de las formas”.    Gerrit Noordzij, El trazo. Teoría de la escritura










Formas

Portapluma artesanal
realizado en Cedro
con detalle pluma Ñandú


En una época, no hace más de cuatro décadas, se obligaba a los alumnos a copiar frases, textos, conjugaciones, como una forma de castigar su mala conducta. 

La página con la escritura se convertía en una prestación personal, al hacer correr la pluma en algunos casos, en trazar arabescos de palabras sin sentido en otras. 

Muchos educadores atribuyen al niño el disgusto por las formas puras, como si él fuera incapaz de acceder a la caricia que emana de poder escribir. 

Mientras que, para quién escribe, como forma de trabajo diario, la dicha de la simple copia se manifiesta como término de una larga iniciación. Se trata simplemente  de una sabiduría suprema que es la sabiduría del cuerpo como se señala en la cultura Oriental.

escritura y lectura: actos clandestinos

 Portapluma artesanal
en Peteribí
con detalle Pavo Real
 
Los antiguos leían sólo en voz alta, siempre articulando las palabras. El texto pasaba por la garganta, la laringe, los dientes, la lengua, en pocas palabras por el cuerpo, por su composición sanguínea, muscular y nerviosa. 

Plinio el Viejo gozaba de poder contar con un lector griego y un escriba latino y junto a los dos leía y escribía durante las comidas, dejando de lado la intimidad del acto de escribir.

Aristófanes representa el acto de escribir en actitudes inverosímiles, al igual que Eurípides al escribir sus tragedias.

Cicerón, según distintos testimonios, escribía muy rápido en las tabletas que siempre llevaba consigo. Luego el escriba copiaba y el texto desde sus orígenes estaba vuelto a una exterioridad sin complejos, en muchos casos podría decirse impúdica.

Hoy nuestra escritura, por lo general, es producida en soledad, en algunos casos, tiene algo de íntimo, de perverso, de secreto o también, y porque no decirlo, de creación casera.

Resulta indiscreto mirar a una persona mientras escribe, y aún peor, cuando mientras lee está moviendo apenas sus labios. Captar el movimiento de la boca del que lee en voz baja, resulta una escena singular, llena de erotismo.

Estas formas, parte del pasado, parecen no ser posibles en la actualidad, donde la escritura manuscrita y la lectura en voz alta, son prácticas clandestinas.

Ernesto Martinchuk

Escritura y cuerpo (3)


La escritura, desde sus orígenes, se mantuvo ligada al diseño (Filogénesis) por cuanto se ha podido saber de los trazados prehistóricos. Con la ontogénesis, según algunos estudiosos, el niño es capaz de dibujar dos años antes de empezar a escribir. El del artista y el del que escribe es el mismo gesto.
                     Portapluma artesanal
                     realizado en  Peteribí -
                              -Único-


La escritura oriental es lógicamente caligráfica, era un arte noble, junto al tiro de arco, la música, la ciencia adivinatoria, la conducción del carro de guerra, un arte mágico que implicaba un dominio psicosomático.

En Occidente, en cambio, se trataba de domar el cuerpo, mientras que en Oriente de dominarlo y luego afirmar su goce. La evolución de la escritura oriental es la pintura en su inmensidad.

¿Qué puedo yo leer de mí mismo? 
¿Soy justamente yo el que huye a mi interpretación?
¿Qué puedo saber de mi escritura?

Respecto de mi escritura ¿conozco lo que sé de mi cuerpo?, la experiencia de una presión, una pulsión, un deslizamiento, un ritmo; una producción, no un producto, un goce y no  una inteligibilidad... La relación con la escritura es la relación con el cuerpo.

Ernesto Martinchuk




Escritura y cuerpo (2)

Portapluma realizada en forma artesanal en pinotea

Hacia fines del siglo XIX se comenzó a destacar los beneficios que ofrece la escritura derecha, lo que obligó a los niños a estar erguidos, de frente, con los dos brazos apoyados en la mesa, los ojos a igual distancia del papel.

Haciendo una confusión constante entre gimnasia y moral se aprovecha al mismo tiempo rectitud física y rectitud moral, porque escribir derecho significaba escribir francamente y obligatoriamente no mentir. Luego se dulcifica la moral y se imponen los valores de la comodidad.

Hoy se sostiene que la mejor escritura es la ligeramente inclinada hacia la derecha. El movimiento lateral de la mano se hace fácil y rápido, mientras un residuo de rectitud se justifica con el peso del cuerpo que impulsa naturalmente las letras de arriba hacia abajo.

Los poetas y los soñadores conocen bien el atractivo de la letra, de esa imagen cadenciosa que se agrega, párrafo a párrafo, a tal compromiso con ese poder resbaladizo, acariciante de una escritura paradisíaca que estando detenida, rápida  o ligera, representa un cuerpo que va tomando vuelo, dimensión, contenido y porque no, historia.

Ernesto Martinchuk

Escritura y cuerpo (I)




Portapluma realizada en forma artesanal en pinotea 
Existe una relación entre la escritura y el cuerpo. Tal relación pasa por el empalme de una cultura y esa cultura varia entre Occidente y Oriente.

En la cultura Occidental aún no somos dueños de nuestro cuerpo como sucede en la cultura Oriental, por lo tanto no vivimos nuestra escritura como lo es en el mundo asiático.

Podemos decir que en las escuelas occidentales la escritura del niño en general ha estado sometida a algunas normas. Las escrituras reconocidas eran las que respondían a algunos tipos codificados, dado que se han usado cuadernos a rayas, imponiéndose algunos modelos. Evidentemente el objetivo ha sido el de enseñar una escritura estética, uniforme.

Las innovaciones introducidas por algunos educadores han intentado liberar el cuerpo y la expresión de la personalidad. Renovar el aprendizaje de la escritura significa hacer que participe todo el cuerpo, en la complejidad de sus movimientos. Contra la rigidez de la antigua pedagogía, se atribuye hoy un valor mayor a la comodidad.

Algunos educadores se encargaron de desaconsejar los palotes porque le atribuían un símbolo represivo y recomendaban comenzar con las letras redondas.

En la medida en que es una prolongación del cuerpo, la escritura implica inevitablemente una ética.

Ernesto Martinchuk

La firma: identidad y propiedad


Con la firma, la escritura adquiere propiedad, se convierte en expresión de identidad y símbolo de propiedad. El que firma siente el goce de su producto, autentifica el compromiso de su persona. La firma se convierte en la piedra fundamental del sistema económico, pero también psicológico.

Nacida en el albor del capitalismo (una ordenanza de Enrique II en 1554, hace obligatoria la firma bajo un escrito), la firma se ha desarrollado históricamente al ritmo de la ideología burguesa (persona y propiedad).

En 1690, el 21 por ciento de los franceses sabían firmar sus nombres. Ya en 1790 ese porcentaje aumenta al 37 por ciento y en 1890 llega al 72 por ciento.


                                      Ernesto Martinchuk

Astronomía y escritura



Todo parece indicar que ha existido una relación entre la astronomía y la escritura. ¿Por qué?, pues bien, en el famoso "quipo" de los incas (sistema de cuerdas y nudos que se cita siempre como una de las formas primitivas de la escritura en América Latina), la ciencia de los números que se pone en juego, remite al parecer, a distintos períodos astronómicos.

El sistema de los signos del zodíaco es como un compendio de las posibilidades estructurales de la escritura, que mezcla las formas figurativas de las geométricas. Los seis orientes eran distinguidos mediante distintos colores.

Alguien manifesto alguna vez que "El cielo se escribe", trascendiendo el lenguaje, la escritura es el lenguaje puro de los cielos

Detección temprana de la dislexia

“Miii maaammmá meeee ammma”. “Ennnnn unnn lugaaaar deee la Maaaancha”. “Toooodos looos hoooombres naaaacen liiiiiibres”. La lentitud en la velocidad de denominación de las palabras es un indicador de la dislexia, una patología definida como una dificultad en la lectura que imposibilita su comprensión correcta. Se trata de un trastorno de aprendizaje que afecta a muchos niños y suele pasar inadvertido o ser mal diagnosticado, hasta que se convierte en un verdadero problema.

Generalmente, tiene importantes consecuencias académicas para quien la padece y su resultado más visible es un bajo rendimiento escolar. También impacta en forma negativa a nivel emocional y sus efectos llegan, incluso, hasta la vida adulta, cuando la persona debe insertarse en el mercado laboral.

Un grupo de investigación dirigido por Alberto Fernández, psicólogo y docente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), desarrolló un examen de diagnóstico neuropsicológico que ayuda a detectar la dislexia en forma temprana (entre los cuatro y los ocho años). El test mide la velocidad de denominación, es decir, cuánto tiempo demora el niño en nombrar las figuras que están representadas en una lámina. “Diversos estudios demostraron que la velocidad de denominación está disminuida en los chicos de cuatro a seis años que luego sufren dislexia. Por lo tanto, la prueba funciona como un indicador anticipado del desarrollo futuro de este trastorno”, explicó Fernández.

El test incluye cinco figuras representadas en una lámina (casa, cuchillo, mesa, caballo, y conejo), cada una de las cuales se repite diez veces hasta llegar a un total de 50. El niño debe nombrarlas de izquierda a derecha y si la velocidad con que lo hace está por debajo de lo esperable para su edad, corre el riesgo de presentar luego este trastorno. De acuerdo a los resultados obtenidos, el tiempo de lectura promedio en alumnos de primer a tercer grado es de entre 30 y 60 segundos.

El psicólogo destaca la importancia de detectar a tiempo la problemática para intervenir lo antes posible en el tratamiento y ofrecer así mejores oportunidades de integración escolar y social.

En la actualidad, no existe en el país una herramienta adecuada para reconocer la dislexia de manera precoz. Los tests que se utilizan sirven para identificar este problema pero sólo cuando ya está instalado, es decir, no a nivel preventivo sino de diagnóstico. Su utilidad es de gran alcance si se tiene en cuenta que, según diversos estudios epidemiológicos internacionales, entre el 10 y el 15 por ciento de la población escolar tiene trastornos de lectura. Como dato, cabe recordar que en Argentina más de 4,63 millones de chicos asisten al sistema educativo primario nacional según cifras del INDEC (2009). Si se aplican esos porcentajes se estaría hablando de alrededor de entre 464 mil y 700 mil alumnos de primaria con dislexia en el país.

“Los niños deben escribir a mano"

En este momento, su cerebro está realizando una proeza asombrosa: está leyendo”. Así comienza su libro El cerebro lector (Siglo XXI Editores) el neurocientífico francés Stanislas Dehaene. Es que aunque parezca lo más natural del mundo estar leyendo esta página, hoy se sabe que esta habilidad humana se apoya sobre mecanismos neuronales primitivos. 
Nuestro cerebro al nacer no cuenta con áreas específicas dedicadas a la lectura. Aprender a leer altera la arquitectura cerebral, parte de la jerarquía neuronal se reconvierte para la nueva tarea de reconocimiento de letras y palabras”, explica Dehaene, profesor en el Collège de France y considerado el máximo referente en neurociencia del lenguaje.
Matemático y doctor en psicología cognitiva, también es uno de los investigadores que más ha estudiado la dislexia. “Se trata de un problema biológico y, en muchos casos, genéticamente predeterminado que impide la migración de un sector de neuronas hacia la zona donde luego cumplirían la función de reconocimiento de palabras escritas. Es muy importante para los docentes entender que pese a ser un problema de raíz biológica se puede solucionar. La forma de tratar la dislexia es enseñar del mismo modo que se les enseña a leer a los chicos sin dislexia a partir de la conversión de letras en sonidos, sólo que con mayor énfasis y más práctica".
"Hay que hacer una distinción muy grande entre el lenguaje oral y el escrito -aclara- porque en términos de adquirir una lengua estamos hablando de lenguaje hablado. Hemos visto que el sistema del lenguaje hablado está especificado para los humanos y que probablemente hemos evolucionado para poder adquirir lenguajes durante los primeros años de vida. Esa plasticidad neuronal decae para el lenguaje oral alrededor de la pubertad. En cambio, la lectura es un proceso completamente diferente. Tiene que ver con reutilizar porciones de la corteza visual y conectarlas con porciones de la corteza del lenguaje hablado, y ése es un procedimiento que permanece plástico por más tiempo. De hecho, podemos aprender a leer siendo adultos".
Y para finalizar agrega el Dr Dehaene: "Mientras nadie piensa que la lectura vaya a desaparecer, sí hay preocupación sobre el hecho de que los niños hoy escriben menos a mano. Esta habilidad es muy importante porque hay mucha investigación que demuestras que aprender a escribir a mano refuerza el aprendizaje de la lectura en los niños. Mi recomendación es que en los primeros años, mientras los chicos están aprendiendo a leer, tengan ejercicios de escritura a mano por lo menos dos o tres años. Y recién después aprendan a tipear en una computadora".


SOMOS LENGUAJE, TIEMPO Y MEMORIA



Si existe una palabra, una actitud, un acontecimiento, que pueda decir, pensar, o hacer   para ayudar mínimamente  a aliviar este cruel mundo que nos ha tocado vivir, mi mente y cuerpo allí estarán.

Cada día que vivimos deberíamos recordar que nadie es tan joven, ni tan viejo como para no dejar de existir en este preciso instante.

Es en la continuidad donde se revelan los pequeños heroísmos o bajezas. Todos hacemos un gran esfuerzo por llevar adelante el día a día y como, si vivir fuera un perpetuo caminar sobre una cuerda floja, estamos siempre esforzándonos en un equilibrio incesante.

En nuestra oscuridad, en toda esa vastedad, parece no haber ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún lugar para salvarnos de nosotros mismos. En esa soledad y con la carga de su propio peso sobre nuestras espaldas, transitamos por la vida.

No nos permitamos que los días empiecen y terminen sin hacer algo por el otro. De lo que se trata, simplemente, es cómo cada uno enfrenta su realidad y que sentido le encuentra a su existencia.

En el plano simbólico, el arte y la espiritualidad representan un contrapeso a la cultura de la inmediatez, que por momentos resulta tan superficial. Apostemos a una sociedad mejor, en la que el peso de los valores del espíritu y la palabra tengan vigencia; se vuelvan cada vez más importantes y más presentes. 

El espíritu es lo que se proyecta más allá de nosotros mismos porque nos permite imaginar hacia atrás y hacia adelante. Hacemos lo que hacemos para trascender, por miedo a aceptar la muerte, pero el ahora que vivimos es inmensamente rico porque somos, nada más y nada menos que: lenguaje, tiempo y memoria.



Ernesto Martinchuk

Escribir con pluma







"No hay que escribir sino en el momento en que cada vez que mojas la pluma en la tinta, un jirón de tu carne queda en el tintero"
León Tolstoi




Quienes tenemos experiencia y ya peinamos  canas hemos hecho nuestra escuela primaria en una época en que los alumnos teníamos que escribir las tareas con unas lapiceras, que terminaban en una pluma de acero que, por su forma, se la denominaba “cucharita”. Esa lapicera era mojada en tinteros encastrados en los pupitres estudiantiles de madera, que siempre tenían desajustes por el uso o mal uso, por lo que poseían un movimiento pendular, en la medida que el compañero del banco de adelante no controlara las inquietudes propias de la niñez.

Era común, por lo tanto, que la tinta líquida salpicara los guardapolvos o manchara los textos para horror de nuestras madres y enojo de los maestros. En aquel entonces, esa lapicera iba acompañada siempre de un complemento llamado papel secante, que trataba de limitar los manchones que de tanto en tanto se generaban, porque el arte de escribir con lapicera con pluma, era evitar que la misma se cargara demasiado para que el exceso de tinta no cayera sobre el cuaderno o los papeles del alumno.


Ese mortificante manchón, era la prueba de no haber saber equilibrar la carga de la tinta con la velocidad de la escritura, es decir que se la mano se detenía en sus movimientos, la tinta seguía deslizándose a través de la pluma hasta estropear el trabajo. Eran los tiempos en que el bolígrafo aún no había sido creado y la lapicera fuente no era admitida en la escuela.

Ernesto Martinchuk